miércoles, 15 de julio de 2009

Una operación en el Xeral evita que dos menores saharauis se queden ciegos

DIARIO
FARO DE VIGO
Publicación:15/7/2009

Minautu Lambarki, con sus hijos Hamza Ambaiden y Fatima y el oftalmólogo Javier González (en medio), junto al celador en Vigo, Ali Salem y la presidenta de la Asociación contra glaucoma, Toñi Bastero.
Fotografo: C. Pereira

Los hermanos regresarán a Laayoune, aunque no podrán recuperar la visión total


Escribe: ELENA OCAMPO
"Muchísimas gracias". Es una de las pocas palabras que sabe decir en español el pequeño saharaui Hamza Ambaidan, ciego del ojo izquierdo por un enfermedad congénita al igual que su hermana Fatima, con problemas de visión en el derecho. Tiene unos ojos grandes, con unas pupilas inmensas y vidriosas. Lo que parece una rareza, es uno de los síntomas de una enfermedad –el glaucoma– que, de seguir avanzando por sus ojos, acabaría en la ceguera. La suma de muchas voluntades individuales y colectivas y la cooperación ha permitido que ambos se operasen en Vigo, en el hospital Xeral y que a finales de esta semana vuelen a su ciudad natal del Sahara Occidental: Laayoune. No recuperarán la visión perdida, pero tampoco se quedarán ciegos.
Los dos niños saharauis de sólo 13 y 15 años consiguieron escapar del borroso futuro al que estaban condenados por dos causas: la genética y la social. Por un lado una patología hereditaria que les va quitando la vista: glaucoma congénito y, por otro, la falta de prestaciones sanitarias de la nación en la que viven, donde les resultaría costosísimo e inaccesible para sus recursos ser operados. "Sería inviable hacerlo allí; ellos no tienen seguridad social", razona la presidenta de la Asociación gallega de prevención del glaucoma, Toñi Bastero, que ayer mismo les acompañó a la óptica de una gran superficie comercial, que iba a proveerles de gafas de sol.

Enlace en el hospital

"Se operaron en Rabat cuando eran chiquitines, pero nada", explica el enlace de la operación. No es otro que el celador Ali Salem, también saharaui y que trabaja en Vigo desde hace nada menos que 33 años. "Tendrían que haberse operado antes. El niño tenía una tensión ocular de 40; así que iniciamos las gestiones con el Sergas, en busca de una solución definitiva", añade el artífice de las cirugías, el responsable de la Unidad de glaucoma del hospital Meixoeiro, Javier González, que operó a los niños el pasado 21 de abril en el hospital Xeral. Les instaló una válvula de ahmed, para que el ojo pudiese drenar. "Tienen la misma visión que antes, pero evitamos que la enfermedad progrese", explica. Ahora, tendrán que volver cada tres meses a las revisiones.
Por eso, Toñi Bastero pide que no se les pongan trabas con los visados para que los niños puedan regresar. Están acompañados por su madre, Minautu Lambarki, que ha conseguido el permiso de residencia en España por un año, durante el que trata de arreglar los problemas de salud de sus pequeños.