Luisi Motta León fundó en Vigo hace cinco años la Asociación Madres Latinas, con el único objetivo de «darle una buena educación a nuestros hijos». Aún no acierta a comprender la masacre cometida por un surcoreano en Estados Unidos. Además, se da la paradoja de que a principios de este año le presentó un programa al presidente de la Xunta basado en lo que hacen los colegios de Virginia para evitar las pandillas peligrosas, donde sucedió este sangriento suceso, aunque teniendo como desgraciado protagonista a un chico en solitario.
Las madres que la formamos pertenecemos a catorce nacionalidades: España y países Latinoamericanos. Yo soy limeña (Perú),llevo en Vigo treinta años. Somos más de cien y el 80% son emigrantes retornados y representan a todos los estratos sociales: médicos, abogados, mariñeiros... Lo que impera es nuestro espíritu altruista, nos autofinanciamos. -
¿Qué pretenden? -La plena integración de nuestros hijos, luchando por desterrar la violencia de las aulas, parques, calles y centros deportivos. Lo que queremos es que se hagan responsables de la ciudad que los acoge, y que la ciudad los respalde a ellos también. -¿Cómo se puede explicar lo sucedido en Virginia? -Es difícil de asimilar. Precisamente, Madres Latinas tiene contactos con asociaciones de Virginia contra la violencia en las aulas y, curiosamente, un programa de Atención a la Prevención, puesto en marcha en ese Estado fue el que le recomendamos al presidente de la Xunta, Perez Touriño, en una carta que le enviamos en enero, referente a saber decir no cuando algo no nos conviene, enfocada a los jóvenes para evitar que se integren en pandillas peligrosas. En este caso parece ser que actuó en solitario. -¿Podría suceder en Vigo? -Hay que impedir los guetos y ayudar a que los inmigrantes sean unos ciudadanos más, con sus derechos y deberes. Esto nos implica a todos.
LA VOZ DE GALICIA
