viernes, 12 de marzo de 2010

Carmina García / Presidenta de la Fundación RedMadre, que agrupa a más de 200 asociaciones en toda España.




Queridas amigas os transcribo un párrafo (sólo una parte) de una entrevista reciente de la presidenta de la Fundación REDMADRE en Madrid en la Razón.




ES un párrafo muy duro, pero es la realidad de lo que desde hace varios años se está encontrando REDMADRE en Madrid y seguro que coincide con lo que vosotras os estáis encontrando .
Un abrazo,
Mónica

Carmina García / Presidenta de la Fundación RedMadre, que agrupa a más de 200 asociaciones en toda España.

«Las mujeres van obligadas y engañadas»

12 Marzo 10 - P. R.

Carmina García Valdés preside la Fundación RedMadre desde hace tres años y durante este tiempo ha podido constatar que el aborto «es un grave atentado sobre la salud de la mujer y le hace un daño físico y psicológico que, en muchos casos, es irreparable».
García Valdés criticó el espíritu de la norma: «No es la solución ante un embarazo no planificado ni un método anticonceptivo más. Es un gran negocio que mueve muchos millones de euros al año. Esto ha propiciado que el Gobierno saque adelante una ley que no era una demanda social».

La presidenta de esta fundación alertó de que se pueda utilizar para frenar la proliferación de ciudadanos de origen inmigrante. «Es un método de control de natalidad de población no deseada. A las mujeres sanas, jóvenes y embarazadas pero inmigrantes se les está recomendando que aborten porque esos hijos estorban».

La mentira y la falta de información están a la orden del día: «Se las presiona y abortan engañadas y obligadas. Les dicen que lo que llevan dentro no va a sufrir y les ocultan el síndrome postaborto, porque si se enteran de las consecuencias pueden arrepentirse y no abortar, y el centro privado pierde el negocio».

Pero no es la única presión que sufren, porque también influye su entorno familiar y laboral: «Normalmente van obligadas por su pareja, por los padres (sobre todo menores de 16 a 18 años) o por el trabajo. La maternidad está penalizada social y laboralmente».