miércoles, 20 de mayo de 2009

Adiós a Mario Benedetti, El creador e intelectual uruguayo visitó Vigo el 19 de abril de 1994 para participar en una conferencia en el Club FARO


"La corrupción es la gran transnacional"

Benedetti participó en 1994 en el Club Faro y concedió una entrevista en la que revela su pensamiento y carácter singulares

El creador e intelectual uruguayo visitó Vigo el 19 de abril de 1994 para participar en una conferencia en el Club FARO, que fue presentada por el poeta gallego Xosé Luis Méndez Ferrín.

Cientos de personas abarrotaron el auditorio para escuchar la voz serena, al tiempo que crítica y controvertida, de un creador tan valorado por su producción literaria como por su formidable capacidad de compromiso. FARO publicaría días más tarde una amplia entrevista con un Benedetti tan lúcido como, en ocasiones, errático, siempre polemico, que por su interés extractamos.

Por: ROGELIO GARRIDO


–En Europa, el referente del intelectual comprometido parece haberse perdido, en Iberoamérica las controversias entre intelectuales gozan de buena salud. ¿A qué se debe?.

–La realidad latinoamericana es muy provocativa, y allí los intelectuales son antes que nada ciudadanos. Cuando la realidad es controvertida, y esta contradicción es muy enconada, los intelectuales sienten la necesidad de implicarse y, como su instrumento es la palabra, escriben.[...]
–Usted es un hombre de izquierdas. La muerte de El Ché, el fracasado movimiento sandinista y la crisis de la Revolución cubana... ¿No parece que la izquierda tenga en Iberoamérica un futuro prometedor?
–No comparto esa opinión. De todo lo que ha dicho, de lo único que estoy seguro es de la muerte de El Ché. No creo que el movimiento sandinista esté muerto, ni que la Revolución cubana, fracasada. Todavía tienen muchas posibilidades de sobrevivir.

–Hay quien piensa que el verdadero obstáculo en el desarrollo de Cuba es la presencia de Fidel Castro...

–No le sabría decir, pero incluso a muchos de los que estando en la isla mantienen una actitud crítica respecto al Gobierno les he oído decir que el único que puede liderar el cambio es Fidel Castro. Sin embargo, los años pasan y llegará un momento en el que el cambio se tendrá que producir.[...]

–Las dictaduras le llevaron a un exilio que, sin embargo, no se convirtió en desarraigo...

–Yo estuve exiliado en cuatro países - Argentina, Perú, Cuba y España-, pero tuve la suerte de que en todos ellos se hablaba castellano, de modo que no tuve problemas con la lengua. Pero, aunque tengo bastante capacidad de adaptación, por supuesto que uno padecía sus nostalgias, la falta de comunicación con la familia, los amigos, los cafés, las calles, el cielo... ¡Si aquí no se ve la Vía Láctea!, me decía. De todas formas, creo que en el mejor de los casos el exilio es un fenómeno de ósmosis, donde uno brinda cosas al igual que lo hace el país que lo acoge. Por eso siempre digo que cuando uno está en el exilio, siente nostalgia de su tierra; y cuando está en su tierra, siente nostalgia del exilio.

–Los escritores iberoamericanos parecen tocados por la gracia divina de la fantasía, la imaginación... ¿De dónde procede esa capacidad?


–Es que nuestra realidad tiene algo de mágico. América Latina es un conjunto tan heterogéneo de realidades y países, de modo que si uno salta de un país a otro, cambia también esa magia. Desde Europa se tiende a veces a meter a toda América Latina en el mismo saco, y sin embargo ¡somos tan diferentes unos de otros! Hay países con un gran contingente de población negra, india...; hay diferentes idiomas; hay tremendas selvas, montañas enormes, grandes lagos, tierras tan fértiles. América Latina es un cóctel de realidades, y yo creo que lo fantástico sería que hubiese una federación de identidades.

–Y aunque disfrutan de esa naturaleza maravillosa, usted es capaz de transmitir la magia y el encanto de lo cotidiano, de lo urbano...

–Uruguay es un país de poca población, y casi la mitad vive en la capital; o sea que la ciudad ha pasado a ser un paisaje en sí misma. Durante años, era el campo o los gauchos los temas literarios, pero pronto nos dimos cuenta de que había otro paisaje que estaba asomando con una problemática tremenda: lo urbano. [...] Además el campo se está quedando vacío. En las grandes ganaderías ya sólo trabajan las vacas y los toros: procreando, procreando y procreando. Sin embargo, la novela urbana en América Latina está muy tocada por la poesía, incluso por lo fantástico. No sólo la novela urbana se hace desde esquinas, cafetines y prostíbulos. Hay también un elemento espiritual muy grande. A mí lo que más me interesa son las relaciones humanas: el amor, la solidaridad, la amistad, el odio... Y en la novela urbana estos elementos se dan de una forma más evidente. Uno no precisa caminar diez kilómetros para encontrar al prójimo, porque el prójimo es el vecino.

–Usted emplea con maestría la ironía, ¿de dónde procede ese dominio?


–El humor que empleamos en Mar del Plata, tanto en la literatura como en el periodismo, lo heredamos de los británicos. Yo creo que fue lo único bueno que nos dejó el colonialismo. El británico es un humor de entrelíneas, de ironía, muy sutil, nada que ver con el humor del mazazo en la cabeza que se emplea en España. ¡En su país no hay forma de no enterarse de que se están burlando de uno!

–¿Siente temor al momento de publicar su nueva obra?


-[...] Si el éxito llega, lo hace por sus propios caminos. Nunca escribo pensando en complacer a un determinado público, crítico o editorial. Escribo lo que me sale, y si gusta, gusta; y si no gusta, también. El público es un cóctel, un plural hecho de muchísimos singulares.

–García Márquez asegura que el día que dejase de escribir se moriría...


–Eso es algo que no me he planteado. ¡Tengo tantos temas! Mis temas están haciendo cola. Nunca me siento, como se suele decir, frente a una página en blanco. Cuando me pongo frente a ella, ya tengo la mitad del libro escrito en la cabeza. [...]

–¿Es capaz de predecir cómo será el siglo XXI?

–Estamos viviendo una época muy peligrosa, riesgosa e interesante. ¡Ojalá uno pudiese vivir otros 30 años para ver el desenlace de nuestras contradicciones! La Humanidad ha vivido épocas tan o más graves que ésta y ha sabido salir del paso. [...] Hoy tienen prioridad las confrontaciones económicas, mercantiles, frente a las militares.

–¿Cómo concilia esa hegemonía del elemento económico que denuncia con su incansable defensa de los valores humanos?

–Muy mal. Lo más grave de nuestra época es el mercantilismo. El dinero ha pasado a ser la religión con más adeptos. La gente está obsesionada por el dinero, con el mero hecho de poseerlo. El dinero es poder, y lo que ansía mucha gente es poder. Pero el poder pide más poder, porque es insaciable, y la consecuencia es que la corrupción se ha convertido en la gran transnacional de nuestro tiempo. Y todo esto lleva a un decaimiento de la solidaridad, un resquebrajamiento de las relaciones humanas y un empobrecimiento moral.

–¿Es optimista, pesimista o escéptico respecto al futuro que se nos avecina?


–Soy un optimista moderado. Yo creo que en las raíces, en el fondo último de la Humanidad, por eso hay elementos para ser optimista. Sin embargo, para llegar a esas raíces será necesario cavar muy muy profundo.

DIARIO: FARO DE VIGO


Publicado: en Vigo España 20 de Mayo 2009